En muchas jurisdicciones, la privacidad se considera un derecho humano fundamental, y las leyes de protección de datos existen para proteger ese derecho. La privacidad de los datos también es importante, porque para que las personas estén dispuestas a participar en Internet, tienen que confiar en que sus datos personales se tratarán de la forma adecuada. Las organizaciones utilizan las prácticas de protección de datos para demostrar a sus clientes y usuarios que pueden confiar en ellos para tratar sus datos personales.
Los datos personales se pueden utilizar de forma indebida de varias maneras si no se mantienen privados o si las personas no tienen la capacidad de controlar cómo se utiliza su información:
Los delincuentes pueden usar los datos personales para estafar o acosar a los usuarios.
Las entidades pueden vender datos personales a anunciantes u otras partes externas sin el consentimiento del usuario, lo cual puede provocar que los usuarios reciban marketing o publicidad no deseados.
Cuando se rastrean y vigilan las actividades de una persona, esto puede restringir su capacidad de expresarse con libertad, especialmente en estados con gobiernos represivos.
Para los individuos, cualquiera de estos resultados puede resultar perjudicial. Para una empresa, podrían dañar irremediablemente su reputación, además de acarrear multas, sanciones y otras consecuencias legales.
Además de las implicaciones en el mundo real que tienen las vulneraciones de la privacidad, muchas personas y países sostienen que la privacidad tiene un valor intrínseco: que la privacidad es un derecho humano fundamental en una sociedad libre, al igual que el derecho a la libertad de expresión.